Subiendome al columpio.

Me siento como un naipe. En esa sensación de ser sólo una posibilidad latente, valida según las circunstancias. Esta semana miro a mi alrededor casi de la misma forma que un perro observa una rueda en movimiento calculando el momento preciso para saltar. Saber que pueden atropellarte y salir lastimado es parte del juego. Se entiende. ¿Pero es el perro causante del accidente del vehículo?
Algunos diran que sí.
Otros diran que no.
Yo me callo mientras busco una toalla y una pelota de playa.
¿Crees que es divertido? ¿Que tiene que ver con el verano o el calor? No has entendido la analogía.
Rayos... por qué hay tantos malditos molinos de viento?
¿Que debe hacer un caballero cuando no es el primero en la fila?
¿Seguir su orgullo? ¿Sus ideales? ¿Su código?
Sea como sea... la respuesta es la misma:
luchar para demostrar su valía, no?

Entonces, querías la verdad. Te di la verdad. Y te fuiste temblando... (de nervios? de miedo?)
No quiero hacerme ilusiones pues sé que las posibilidades están en mi contra, pero siempre lo han estado, no?
Pero ahora tengo mucho que perder, te puedo perder... y no lo quiero. Te lo dije, me dijiste lo mismo. Y con el corazón en el puño escribo estas líneas.
Nunca había desmembrado tanto mis letras. Nunca me había sentido tan desmembrado. Y puede ser que no sea sana la posición en la que nos encontramos (en la que te puse? en la que nos pusimos ambos?)
Me aproveché? (Sé que dijiste que no, pero pensará la Tity lo mismo?)
Te vengaste? (De quien? Del que te dejó o del que nunca fue a tus brazos?)
Nos aprovechamos? (Y así compartimos culpas de algo que no debió pasar?)
O es que... No, eso no. Dijiste claramente, dentro de lo confundida que estabas, que te hacía mucho problema por quienes estan en medio de nosotros.
Rayos, no quiero las esperanzas...
quiero verte sonreír y saber que todo está bien. Sea cual sea el resultado.

Lo siento... pero no lo lamento. Y si veo una oportunidad la pelearé. Le guste a quien le guste, le moleste a quien le moleste.