2006-07-19

Vacios y nostalgias




De repente y sin darme cuenta mi mente se echo a volar. Sin pedirme permiso mi cabeza se arrojo a una serie de emociones nostálgicas al escuchar canciones de un pasado a ratos distante a ratos mucho más cercano. Toda mi lista de canciones me recordaba a algo, a alguien. Cuando escuché el opening de "La visión de Escaflowne" apreté la guata para no soltar la lágrima: Mientras Hitomi Kanzaki daba vueltas por Fanelia a través de canal 7, mi hija dormía a mi lado mientras Loreto, quien en ese entonces era "mi mujer" doblaba prendas de ropa llenas de patitos y otros monos abundantes de ternura.
Al sonar la banda sonora de Cowboy Beebop me acordé de Seishin. De los desayunos en el Cri, de las conversaciones en la azotea de computa, de las caminatas hasta el terminal Sn Borja con el pulpo y el enano. Me acordé de la Aleja y el Carlos, Twi, el Leo, el Pancho, el Lucho y Andrés en el casino de eléctrica.
Me acordé del Oscar, del Javier, del Fabián y del Manuel. Los compinches de la época escolar. Con ningunno de ellos hablo en la actualidad. Quedaron en el pasado. Se perdieron en la niebla del ayer.
El Pancho, la Carola y la Nadima. Las juntas de todos los viernes y sábados porque parecíamos ser los únicos 4 sobre el planeta, al menos sobre el pasaje. Las conversaciones sobre todo.
Recordé la época de scoutismo. Los campamentos, los juegos, los cantos, la mística. Cochamó tiene un lugar especial.
Y partí a vagar por el mundo. Cual flaneur postmoderno. Me reencontré con escenas pasadas. Depeche Mode tupido y perjo las 24 horas en mi mente. Discos que se graban a fuego en mi memoria. La Paula y la Naya juntas de nuevo. El abrazo con la última de etas dos, apretado, cariñoso. Recuperé a mi mejor amiga de la noche a la mañana. Está distinta, camina de forma distinta, se viste con elegancia en lugar de las poleras desteñidas del Pato y unos jeans que piden al menos ser botados a la basura antes que los bototos.
Me reencontré con las imágenes del Concilio 5, yo mechón Cri. Gato tejiendo el puente de coligües pa la puerta. El Ombligo no pensaba en nacer aún. Yo ni siquiera pensaba en estar en Periodismo. Todavía existían las torres gemelas.
Por un momento siento la garganta apretada. Incluso creo que voy a llorar si me dejo llevar en este tipo de soliloquios por más tiempo. Me aterrizo y me obligo a ver el presente. Mi camino no ha sido el más exitoso. Lo sé mejor que nadie. He renunciado a innumerables cosas, he desperdiciado otras tantas y he soñado con miles de imposibles. No tengo miedo porque la mayor parte de las emociones que puedo sentir ya las he experimentado.
He tenido que romper corazones y sé que es tanto o más duro que te rompan el tuyo. Conozco la incertidumbre tanto con buen final como con un desastrozo aterrizaje a la realidad. He participado de grandes aventuras y he caído en grandes catástrofes. He sobrevivido a miles de cosas que el resto cree no poder soportar y he fallado en cosas que al resto le parecen simples.
Podría mentirme, pero sólo para poner mi nombre en la lista de gente que me apunta con el dedo. Podría jurar nuevamente encarar todo con la verdad, pero sé que eso es ser iluso, no sabio.
Recordé que 1 vez me sacaron de una piscina mientras me ahogaba cuando yo ya m había rendido. Que una vez una llamada equivocada al teléfono de mi casa evitó que terminara con mi vida.
Recordé que yo no conocí a Michel Vega, pero que no me dio el cuero para asistir al entierro del César. Que desde entonces no voy a funerales, me preocupo de los vivos como cuando acompañé a la Naya a la tumba de su abuelo.
Pero sobre todo recordé una canción.
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Fito Páez y Paralamas: El vampiro bajo el sol
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Ya se hizo noche, sé que debo hacer
Tengo mis cortes bajo una nueva piel
Los que me siguen no me alcanzarán
Hasta el amanecer

Ya tuve todo, hoy tengo "la sed"
Probé de todo al menos una vez
Y aunque me digan "nunca cambiarás!"
Yo ya no soy el mismo que ayer

Dejé al miedo, la sombra del dolor
Dejé mi nueva piel quemarse bajo el sol
Dejé a los que dicen que nada va a cambiar
Y algo ya se cambió
Acá dentro en mi
Las luces de mi vida mortal
Acá dentro en mi
Las luces de un dia normal
en mi eternidad

2 Comments:

Blogger Unknown said...

Hay veces que la musica detona lo mas oculto de nuestras memorias. A veces sirve, a veces no, pero siempre deja marcas que duran un tiempo.

Ojala nos veamos en el nocturno

9:21 p. m.  
Blogger Pandora said...

Pero que pedazo de tema...

Y es cierto, ya no hay mas poleras desteñidas, ni jeans que mueren mientras caminas... ni bototos que solo sirven para caminar en el verano porque si los usas en invierno el agua te llega hasta los calzones... pero puta que quiero a esa mujer...


El tiempo se congelo... y ahi, en ese auto volvio a dar marcha... mientras entre tema y tema de depeche las palabras salian como si nunca hubiesen terminado...


Te veo el viernes... y puedes apostar que en algun momento de ocio tu pelo correra peligro...

Quiero mi "polera distintiva"... y una piña colada (aunque esten en extincion =D)


Besos

1:02 a. m.  

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